1 noviembre 2018
Las dictaduras –todas, y las comunistas, mas– son especialistas en “retorcer”, “revertir”, el discurso; es decir atribuir a los demás las cosas y culpas de lo que ellas hacen; es tomar las palabras y los hechos del otro y voltearlos, para acusarlo a él de aquello que tú haces. Las dictaduras “modernas” como la venezolana, cuentan además con redes sociales, complejos sistemas tecnológicos, cómplices y asesores, por todo el mundo, a los que les pagan fortunas para que las ayuden a “moldear” la realidad como a ellas les interesa que el mundo las vea. Veamos un ejemplo sencillo de eso que hoy se llama también “posverdad”, que no es más que la tradicional y vulgar mentira, el ocultamiento o el falseamiento de la realidad.
La crisis humanitaria que vive Venezuela ha hecho que varios millones –sí, varios millones– de venezolanos hayan huido del país en busca de comida, seguridad, paz. Por supuesto, nada de esto lo reconoce la dictadura venezolana y se niega a aceptar la ayuda humanitaria que se le ha ofrecido; por el contrario, culpa a otros países de esta desgracia y ha organizado una “campaña”, un “puente aéreo”, para “rescatar” algunos venezolanos que se han ido al Perú –por ejemplo– y que, según ella, desean “regresar a la patria”. Es tal el descaro y cinismo de este tipo de dictaduras, que ni siquiera se pasean por el hecho –y el ridículo de que los otros se den cuenta– de que del país han huido varios millones, miles incluso caminando, y ellos montan una costosa y demagógica operación con aviones, publicidad y propaganda, para “rescatar”, traer de vuelta a unos cientos. No nos cabe duda que algunos de los que “regresan” son sus propios partidarios, pagados para prestarse a esa mascarada y otros seguramente fueron algunos a quienes no les resulto tan “papaya” eso de emigrar y tener que trabajar en otro país para vivir, así que a cambio adicionalmente de alguna jugosa y momentánea prebenda, accedieron a volver de manera rimbombante.
Otro ejemplo de la “reversión del discurso” es la posición de nuestro gobierno de alentar –y se dice que también financiar la actividad– a miles de centroamericanos, la mayoría hondureños, que se dirigen en “caravana” de caminantes hacia los EEUU, en busca de oportunidades que en su país no tienen. Viendo la actuación de nuestra dictadura con los emigrantes venezolanos y los centroamericanos, podemos suponer porque esos centroamericanos se dirigen hacia el norte, y no hacia el sur, hacia Venezuela. Pero es inevitable preguntarse, ¿Por qué nuestro gobierno no alienta esa caravana para que se dirija a Venezuela, si aquí todo es una maravilla? ¿O por qué no les organizan un puente aéreo para llevarlos a ese mar de la felicidad que es Cuba?